Revocables… ha muerto
Balance
y disolución
Entendemos que la crítica teórica debe dar
paso a la crítica práctica. Revocables…
ejercita cotidianamente y a su modo esta crítica práctica: reuniones periódicas
cada dos semanas, de carácter público, horizontal, abierto y autoconvocado, que
son la única fuente de todo lo que hacemos (desde los boletines y su
autofinanciamiento hasta el mandato para el consejero revocable, desde los
informes de JD hasta la organización de las pasadas por los cursos, etc.). No tenemos
la posta. No nos creemos infalibles. Ejercitamos una manera concreta, aquí y
ahora, de actuar políticamente: democracia sin adjetivos. En este sentido, nos
importan un bledo los nombres de agrupaciones. Allí donde se efectúe la
autoorganización de los productores, la horizontalidad en la toma de decisiones
y la revocabilidad de los mandatos se estará actualizando la política que
queremos.
Boletín
Revocables…
Nº 10.
Pero todo lo que
hacemos no es ni será un modelo inalterable para toda acción futura, y la
historia no es una película gastada que corre el riesgo de romperse
mostrándonos en una mala postura. Lo esencial de la historia es que continúa.
Sólo la conciencia moral más ingenua emite juicios sumarios sobre actos
separados tomados como tales. Una organización revolucionaria se juzga por su línea, es decir en la
continuidad de su acción, es decir una vez más por el conjunto de lo que ha
decidido hacer y no hacer.
C.
Castoriadis, «Sobre la orientación de las actividades», 1963.
1. Había una vez…
… una revista
llamada Socialisme ou Barbarie (Órgano de crítica y orientación
revolucionaria). Fundada en 1949, tuvo entre sus miembros
a Cornelius Castoriadis, Claude Lefort, Guy Debord, Jean Baudrillard y Jean-François
Lyotard. Y tuvo entre sus principales preocupaciones políticas la autogestión
en la producción y la inclusión en la disyunción teoría/práctica. Tras dieciocho
años de trabajo y 40 números publicados,
los responsables de esa legendaria revista decidieron clausurarla.[1]
La circular dirigida a los suscriptores y lectores explicaba:
Hemos de decir aquí claramente que nunca hemos
tenido, por parte del público de la revista, el tipo de respuesta que
esperábamos y que hubiera podido ayudarnos en nuestro trabajo; su actitud,
salvo rarísimas excepciones, ha seguido siendo la de consumidores pasivos de
ideas.[2]
Diez meses más tarde se desató la insurrección de mayo del ’68. El desmembrado grupo Socialisme ou
Barbarie se lanzó a las
barricadas y asambleas y asistió al espectáculo de jóvenes que participaban con
algún número de la finada revista bajo el brazo.
La anécdota mostraba, como tantas veces a lo largo de la historia, al
menos cuatro cosas. Primero, que un conflicto abierto puede radicalizarse.
Segundo, que esa eventual radicalización de un conflicto suele ser imprevisible
hasta para los grupos militantes más lúcidos. Tercero, que la radicalidad de un
conflicto depende de tendencias revolucionarias hasta entonces invisibilizadas.
Cuarto, que esas tendencias no son espíritus celestiales que descienden en el
momento propicio, sino el resultado parcial de prácticas concretas encarnadas
en militantes que las sostienen a pesar o en contra de la coyuntura. Por ello…
Una política solo responde a la solicitación del
acontecimiento cuando está en condiciones de influir en él, de otro modo se
limita a inscribirlo en las condiciones objetivas de su acción y a extraer sus
consecuencias.[3]
Si el discurso de autonomía de las formas y los tiempos del
capital resultaba, diez meses antes de mayo del ‘68, un discurso teórico y
abstracto, la posterior insurrección mostraba que es preferible sostener una
alternativa –a corto plazo– inconcreta, en lugar de correr detrás de la
coyuntura por lugares comunes que –a largo plazo– conducen a la frustración
para el conjunto de los productores sociales. Tomar distancia de las urgencias de lo inmediato, dejar al periodismo el
pronunciamiento público sobre cada anécdota de la vida cotidiana, ejercitar la
paciencia y la constancia en un horizonte de emancipación humana, nos permite
pensar alternativas en contra del
presente y a favor de un tiempo venidero (ver «Lo intempestivo revocable»
en nuestro Boletín N° 9). Claro que la teoría es –ni más ni menos que–
un
momento del proyecto político
revolucionario. Por tanto, no se trata de consolarnos con la impotencia de la
abstracción, sino de innovar los dispositivos prácticos de intervención para
hallar la mediación necesaria que concrete la teoría. Entendemos que la crítica teórica debe dar paso a la crítica práctica…
2.
El conflicto 2010
Como todo proceso
de activación política de magnitud considerable, el conflicto 2010 tuvo reivindicaciones iniciales y emergentes de radicalización. Las
reivindicaciones iniciales, ligadas a la lucha estudiantil en el nivel medio
del sistema educativo porteño, podrían sintetizarse en estas tres: «aumento de
presupuesto», «mejoras edilicias», «defensa de la educación pública». Estas
reivindicaciones defensistas no eran nuevas para un conflicto[4],
pero en la Facultad
de Filosofía y Letras de la UBA ,
esta vez, hubo una dimensión suplementaria que dotó al movimiento de una
fortaleza inusitada: la
Comisión de Presupuesto, que trabajó incesantemente durante
dos años en el armado de un proyecto alternativo al proyecto oficial para la
construcción de un edificio en el actual estacionamiento[5].
De manera que, según entendemos, la potencia del movimiento asambleario en Puán
provenía, en buena medida, de la paciencia y la constancia de dos años de
trabajo de esta comisión. También los límites del movimiento provenían de allí:
tanto un cambio de edificio como un aumento presupuestario mantienen teórica y
prácticamente incuestionadas las relaciones de producción en la
universidad. Así lo manifestamos en cada intervención que realizamos durante
estos dos años. Por ejemplo, en el Informe de irregularidades de la JD de Filosofía que
presentamos al Consejo Directivo de la Facultad el miércoles 19 de agosto de 2009 (y que
hicimos público con boletines impresos que llevamos a las aulas y en versión
electrónica a través de los grupos de mails, además de estar a disposición en
la caja «Filosofía debate» en Publicaciones del CEFyL y en la web de Revocables…):
Esperamos
que este informe de irregularidades contribuya no sólo a poner en contraste los
dichos y los hechos de algunos de los más conspicuos miembros del Departamento
de Filosofía (quienes se rasgan las vestiduras a favor del «respeto a las
instituciones», de la «excelencia académica», del «republicanismo» y de otros
tópicos constantemente vulnerados por las prácticas cotidianas de esos mismos
miembros), sino especialmente a reforzar la idea de que esas «irregularidades»
son inherentes al funcionamiento de una organización de la producción y
circulación del conocimiento (la
Universidad ) que separa a los productores de sus productos,
que separa la deliberación de la ejecución y que separa la producción del
consumo. Dicho de otro modo, esas y otras «irregularidades» no se deben sólo a
deficiencias de ciertos individuos o a imperfecciones de la institución
vigente, sino que son efectos necesarios de la estructura de funcionamiento de la
UBA. En suma, no denunciamos sólo a este o
a aquel jugador, a esta o a aquella jugada, sino que denunciamos el juego con
todas sus reglas. El modo universitario de organizar la producción de conocimiento
alimenta su propia validez institucional a partir de la producción de los
sujetos sometidos a ese modo de organizar la producción. Sabemos que nuevas
prácticas y relaciones han ido emergiendo en los últimos años: cursadas con
participación horizontal desde su programa hasta su evaluación, discusiones
colectivas e igualitarias acerca de los problemas del co-gobierno y/o del plan
de estudios de una carrera, siempre con el horizonte del auto-gobierno y
ejercitando la democracia directa. Estas prácticas demandan y a la vez
construyen nuevos sujetos. Y será con el desarrollo de este tipo de prácticas
que se logrará transformar –en sentido emancipatorio– la Universidad.
Esas «nuevas
prácticas y relaciones» que mencionábamos están directamente ligados a lo que
llamamos «emergentes de radicalización» del conflicto 2010. (E ilustran aquello
que también ilustró el Mayo Francés en la anécdota con la que iniciamos este
documento: la radicalidad de un conflicto depende, fundamentalmente, de las
tendencias revolucionarias hasta entonces invisibilizadas y de su capacidad
para incidir en el movimiento.) Estos emergentes podrían sintetizarse en una
palabra que circuló con timidez: «Autogestión». La autogestión estudiantil de
los cursos abandonados por sus docentes a cargo amplificó la tendencia
encarnada en el trabajo hasta entonces poco visibilizado de los grupos de
estudio, los seminarios colectivos y, especialmente, la materia alternativa «Epistemología
y métodos de la investigación social» de las carreras de Edición y de Ciencias
Antropológicas.[6]
El nacimiento de una «Comisión de autogestión del conocimiento» se explica contingentemente por el conflicto y necesariamente por aquellas experiencias
concretas sostenidas durante años.
Y si bien los
cursos autogestionados en Puán y en las sedes de Sociales fueron cualitativa y
cuantitativamente poco significativos para el movimiento general desarrollado
durante el conflicto, lo cierto es que la palabra «autogestión» tiene
implicancias políticas de inquietante proyección social: autogestión es la gestión efectiva de la producción por la colectividad
de los productores. No se trata sólo de la producción de conocimiento, sino
también del modo en que ella se organiza. La palabra «autogestión» como
concepto que permite pensar la universidad supone que el aula es una unidad de
producción, por ende una unidad política, totalmente atravesada por la división en claustros, la estructura de cátedra y las decisiones
que se toman en los órganos de gobierno
de la universidad: Junta Departamental, Consejo directivo, Consejo Superior,
Asamblea universitaria.
El poco contagio y
la casi nula profundización teórica impidieron a la práctica de la autogestión
de las cursadas extenderse hacia la democratización de los órganos de gobierno
y, por ende, dirigirse hacia la abolición de la división en claustros y de la
estructura de cátedra. Entendemos que, en buena medida, esto no ocurrió porque
no había, hasta ahora, prácticas de institución de la democracia directa en
toda la UBA ,
excepto Revocables… (apenas una minoría estudiantil en una de las
carreras más reaccionarias de la
UBA ) y a pesar de una intensa tradición de consejeros
revocables mandatados en asambleas que en Puán se remonta a mediados de los
años noventa (en Filosofía: desde La
Naranja y sus delegados con «mandato provisorio»
por cuatrimestre y reuniones semanales abiertas, hasta Tesis
XI como minoría estudiantil reivindicando durante
diez años la revocabilidad de los mandatos y apelando a las instancias públicas
como reuniones y asambleas interclaustros arrancadas a las sucesivas gestiones,
pasando por La
Ontológicamente Revocable ; en Ciencias Antropológicas: Autoorganizadxs de Antropo y de Arqueo). Entendemos que si el discurso
de la democratización no pudo ni puede pensar más que en variar
representatividades («claustro único docente», «mayoría estudiantil»), dejando así incuestionada la representación
política, fue y es, tal vez, porque el límite en el plano del pensamiento
sólo puede agujerearse mediante el relevo de una práctica innovadora. En el
esfuerzo por mapear esas prácticas que permitirían pensar otro modo de hacer
política, algunas de nosotras escribimos y firmamos un volante, que circuló vía
mail el 17 de septiembre de 2010, con el título «A nuevos modos de producción, nuevas formas de organización».[7]
3.
Resonancias de la experiencia Revocables…
Durante los dos
años de trabajo de Revocables… no hubo mucho eco, ni teórico ni práctico, por
parte de las organizaciones que ostentaban u ostentan representaciones en los
órganos de gobierno de la UBA.
De hecho, un mes antes de que se desatara el conflicto en
Filosofía y Letras, cuando nadie preveía un proceso asambleario como el que se
desarrolló posteriormente, invitamos expresamente (la invitación ya estaba
implicada en nuestra práctica) a las agrupaciones a adoptar la metodología del
consejero revocable y mandatado en asambleas con el siguiente volante (publicado
el domingo 8 de agosto de 2010):
Rotación
de consejeros Revocables...
Decimos
desde la aparición de Revocables…: «Democratizar es no
delegar nuestro poder en nadie. O al menos: que los delegados cuenten con
un mínimo de poder (delegados rotativos y revocables) y que las decisiones
queden en nuestras manos (en reuniones públicas y abiertas autoconvocadas ad
hoc).»
Así, al
finalizar el primer cuatrimestre de 2009 hicimos rotar a los consejeros
revocables (en ese momento Mariano Repossi y Gastón Falconi). Ahora, al
finalizar el primer cuatrimestre de 2010 hacemos rotar nuevamente a los
consejeros revocables (Diego «Plant» Gianni Vico y Diego «el Uru» Pérez Sosa).
De manera que no sólo cumplimos con la promesa de conjurar los personalismos
imponiendo que los consejeros asumieran con la renuncia firmada, sino que
reforzamos esa promesa mediante la rotación de los mandatos y, además,
propiciamos la incorporación de compañeros que se fueron sumando a Revocables…
Así
queremos favorecer que la práctica política y la experiencia de gestión se
socialice entre muchos y no que quede concentrada en la acumulación de unos
pocos (que son los mismos de siempre). La revocabilidad de los mandatos y la
forma asamblearia de nuestras reuniones periódicas (el ejercicio público,
abierto y horizontal de mandatar a los consejeros) son la efectuación, aquí y
ahora, de principios políticos necesarios para una democratización real de las
instituciones de gobierno. Por su parte, la rotación de los mandatos es una
práctica concreta que, si bien se realiza en situaciones concretas donde las
fuerzas dan para hacerlo, sin dudas refuerza nuestro compromiso con este
proceso de activación política que apunta a una democracia entendida de manera
radical.
Saludamos
a la compañera Mayra Muñoz y al compañero Federico Javier Gorga, nuevos
consejeros revocables (titular y suplente, respectivamente). E invitamos a las demás agrupaciones
políticas a hacer la experiencia de tener consejeros revocables, rotativos (en
lo posible) y con mandato de asambleas.
Y el eco fue el
silencio. El mismo silencio que recibió nuestra propuesta en la asamblea
general de Filosofía y Letras del martes 28 de septiembre, cuando dijimos:
«sería saludable que comenzara un proceso de institución de la revocabilidad de
los mandatos en todos los órganos de gobierno de la universidad […] y el
puntapié inicial de ese proceso podrían darlo las agrupaciones de izquierda
adoptando la metodología del consejero revocable y mandatado en asambleas». Desconocemos
que alguien más haya propuesto algo por el estilo en todo el proceso
asambleario (si lo hubo, les rogamos que nos lo hagan saber para corregir
nuestra ignorancia).
Durante el
conflicto se activaron asambleas por carreras. En las asambleas de Filosofía de
fines de octubre y comienzos de noviembre resolvimos, junto a compañeros de
militancias diversas, presentar una lista regida por la misma metodología que
sostuvo y sostiene Revocables... Es obvio que la experiencia de dos años de Revocables…
caló hondo en las caracterizaciones de agrupaciones que no impulsaban la
democracia directa en los órganos universitarios de gobierno. Y ahora sí.
También la carrera
de Ciencias Antropológicas presentará una lista de delegados revocables
mandatados en asambleas. Y no es casual que quienes llevan la iniciativa al
respecto sean compañeras que vienen militando por la democratización de la
producción de conocimiento (seminario colectivo «Derribando muros», materia
alternativa «Epistemología», publicación autogestionada Amartillazos) y que, en el plano de democratización de los órganos
de gobierno, emplean los materiales escritos y la experiencia de Revocables…
como insumo teórico y práctico, en relación directa con la mencionada Autoorganizadxs de Antropo y de Arqueo.
A partir de estos
hechos, entendemos que los 31 días de toma y el proceso asambleario fueron condición necesaria para ampliar el
discurso y la práctica de la democracia directa, pero no fueron condición suficiente. El factor
determinante fue el trabajo militante de dos años de la experiencia Revocables…
De otro modo, no se entendería por qué las mismas agrupaciones que hoy impulsan
una lista de delegados revocables en Filosofía (y en Antropo, por la presión
que explicamos) no lo hicieron antes (incluso no lo hicieron al cabo de otros
conflictos, más radicalizados). Tampoco se entendería por qué esas mismas
agrupaciones no impulsan la metodología «revocable» o «consejista» en las demás
carreras y Facultades de la UBA. Sea
como fuere, consideramos que, tras el conflicto desatado en los niveles medio y
superior del sistema educativo, cualquier frente o agrupación que se presentare
a las próximas elecciones manteniendo representantes privados de su grupo
particular estará ignorando el proceso de asambleas masivas que ejercitaron la
democracia directa hasta hace un mes y medio.
4.
Balance de los dos años de experiencia…
El balance que
sigue a continuación está organizado desde una perspectiva política de la que
hemos dado muestras teóricas y prácticas a lo largo de estos dos años.
Esperamos que otras perspectivas puedan también hacer un balance de nuestra
experiencia, tanto para reconocer los aciertos de la apuesta que sostuvimos,
como para imaginar y organizar respuestas a los obstáculos que se nos
presentaron.
Positivo…
De tenor
fundamental:
-
Sostuvimos durante dos años la democracia directa en Junta Departamental,
realizando 40 reuniones ordinarias
regidas por la dinámica asamblearia (reuniones públicas, abiertas, horizontales
y autoconvocadas ad hoc para el tratamiento colectivo de
problemas colectivos). Así, el delegado revocable jamás decidió en la JD algo que no se hubiera
discutido en asambleas.
-
Garantizamos la difusión masiva y permanente, tanto de las reuniones de JD, como de
las reuniones de Revocables…, además de publicar una cartelera de actividades
que siempre estuvo abierta a grupos de estudio, revistas, talleres de
autoformación, experiencias curriculares alternativas, etc. Diez boletines, en
formato electrónico y en papel, autofinanciados, una página web, un blog y una
lista de correo Info-Revocables…, un archivo público en la caja «Filosofía
debate» en Publicaciones del CEFyL y en la fotocopiadora El Arca, además de las
pasadas por los cursos y la mesa en el hall del primer piso, demuestran nuestra
preocupación permanente por crear condiciones democráticas de debate poniendo
al alcance de cualquier miembro de la carrera toda la información con la que
contamos.
-
Logramos efectivizar la rotación de los consejeros, cosa que
queda clara en el volante que citamos más arriba.
-
La experiencia Revocables… se convirtió en una instancia de aprendizaje de los mecanismos burocráticos de gestión
y administración de la carrera para muchos compañeros. Pero no sólo aprendimos,
sino que además aprendimos de manera colectiva, horizontal y autoorganizada. Es
decir, al igual que ocurre en los seminarios colectivos curriculares y en la
material alternativa de Epistemología en Antropo, no se trata sólo de qué
aprendemos, sino también de cómo aprendemos: aprendemos haciendo de
otra manera.
-
Sentamos
precedente de una manera de hacer las cosas cuando nadie parecía
dispuesto a apostar a la democracia directa. La metodología del consejero
revocable es tan vieja como la
Comuna de París. Y, como ya señalamos, la carrera de
Filosofía de la UBA
abrigó experiencias parecidas. Sin embargo, nos cabe reconocer que en este
momento Revocables… es la
experiencia de democratización de las instancias de administración y gobierno
más radical que existe en toda la
UBA (por no ir más allá de las fronteras de nuestro país y de
nuestro continente). Así, Revocables…
(re)abrió un horizonte alternativo que puso en práctica la crítica tanto al
academicismo trepador como al consignismo vacío.
-
Construimos
el «Programa» paso a paso, en el proceso cotidiano de lucha, en
el debate entre compañeros, en la revisión crítica del propio quehacer
político. De esta manera, por ejemplo, afrontamos el fantasma del
abstencionismo construyendo poco a poco una serie de criterios generales
revocables para votar en temas no tratados previamente en asambleas. Así, el
trabajo del pensamiento siempre se vio interpelado por un objeto concreto: los
obstáculos que hallábamos en la práctica. Quien lea en esto una suerte de
empirismo ingenuo, no entendió nada: adoptar la democracia directa como forma
de organización supone un posicionamiento político que nada tiene de ingenuo,
aunque sea discutible. (Desarrollaremos este asunto en el punto 5 de este documento.)
De tenor accesorio:
-
Presentamos
un informe de irregularidades que, según lo dicho en la reunión
de Junta Departamental del 19/10/09, por el Director del Departamento de
Filosofía, Alejandro Cassini, causó la renuncia de la Secretaria Académica ,
Laura Skerk. No nos importa si esto fue realmente así o no, ya que nuestra
crítica ha sido siempre apuntada a la estructura de las funciones y no a los
circunstanciales funcionarios. Sin ir más lejos, en ese mismo informe elevado
al Consejo superior, explicitamos:
aclaramos
que no nos importan los nombres propios de los funcionarios que aparecen en
este informe sino en tanto que su desempeño actualiza una función política que
deploramos: la separación entre la dirección y la ejecución del trabajo.
-
Presentamos
un informe de veedor estudiantil de la escandalosa
selección interna de Metafísica que no sólo denuncia las «irregularidades» de
la selección del caso, sino que denuncia la lógica que sostiene a todo el
sistema de selección académica. En este sentido, no llamará la atención de
nadie que al momento de terminar este documento ese informe no haya circulado
por el mailing del Departamento a pesar de haberse decidido en JD la
publicación oficial, vía mail, de los dictámenes e informes de veedores.
-
Realizamos una intervención en el affair de
Metafísica que no sólo exhibió nuestra igual distancia frente a las
posiciones que pretendían agotar el campo problemático, sino que reformulamos
el problema en términos de cómo se
organiza la producción de conocimiento. Desde esta posición declaramos que una
comisión evaluadora (jurado o tribunal) no cambia su naturaleza burguesa porque
se componga de igual cantidad de miembros de los tres claustros, o de una
mayoría de miembros de uno de los tres claustros (profesores graduados,
estudiantes), o exclusivamente de miembros de uno solo de esos claustros (sea
cual fuere). No creemos en ningún tipo de arbitraje ideal. Por lo tanto, no
creemos en ningún tipo de arbitraje ideal para la designación de auxiliares
docentes: ni en los concursos regulares ni en las selecciones interinas.
Asimismo deploramos las designaciones «a dedo». La existencia de comisiones
evaluadoras (jurados o tribunales) y designaciones «a dedo» pone de manifiesto
que la producción de conocimiento no es dirigida por los propios productores
sino por una parte que se presenta como si fuera neutral y como si estuviera
separada del proceso de producción. Además, desde esta perspectiva es posible
dar cuenta de que el proceso de selección
de ayudantes es extensivo a todo el proceso de formación. Es decir, que el momento de la selección interna o «a
dedo», es la culminación de un proceso infatigable de selección que se ejecuta
en cada oferta horaria, en cada parcial, en cada final y que respira todos los
días en esas aulas dónde sólo se oye la voz del docente.
-
Apoyamos
las iniciativas estudiantiles que compañeros agrupados y no agrupados llevaron
a las reuniones Revocables…: aval para las Primeras Jornadas de Filosofía, Pensamiento Político y Transformación
Social «A 40 años del Cordobazo, repensando las luchas sociales» (organizadas por
400Golpes, Asamblea de Filosofía de la
UNMdP y Cría cuervos); apoyo a los proyectos de «Cátedra
paralela de Filosofía Contemporánea» (impulsada por En Clave Roja-PTS e
Independientes) y de «Materia optativa de Filosofía de la Praxis » (impulsada por En
Clave Roja-PTS, PO y 400Golpes); apoyo a un seminario del Prof. Pringe que no
iba a entrar en la programación académica de inicios del 2010 a pesar del reclamo
estudiantil.
-
Organizamos
charlas con ingresantes, durante el primer cuatrimestre de 2009 y
durante el primer cuatrimestre de 2010. Asistimos a las charlas organizadas por
el Departamento para presentar a los asistentes la perspectiva política
expresada en Revocables...
-
Participamos
en el espacio de Inter-Juntas, desde el cual: impulsamos un
proyecto de elección del Director de carrera en época de clases (aprobado por
el CD en agosto de 2010); impulsamos un proyecto destinado a limitar la
bibliografía en idioma extranjero; denunciamos el decreto que pretendía pasar
el horario de clases a bandas pares, reduciendo las posibilidades de estudio
para todos, y logramos que ese decreto fuera anulado (ver el volante «El tiempo no para», del 19 de octubre
de 2009).
Negativo…
De tenor
fundamental:
La
mayoría de los que votaron a favor de la democracia directa, delegaron en otros
su sostén. De manera tal
que la deliberación y la ejecución de las tareas quedó en manos de unos
pocos. Detengámonos en esto. Revocables…
obtuvo un consejero por la minoría estudiantil presentándose con el siguiente
volante, publicado vía mail y distribuido en la fila de votación durante
octubre de 2008:
Revocables…
Lista 68 - Estudiantes de Filosofía
Revocables… en
asambleas es la metodología que impulsamos. ¿Qué son asambleas? Espacios
públicos, abiertos, horizontales, autónomos y autoconvocados ad hoc para el tratamiento colectivo de
problemas colectivos, sin distinciones de mérito por la participación
permanente o no permanente en esos espacios. Isonomía (cualquier participante tiene derecho a hablar) e isegoría (quien habla tiene libertad
para decir lo que quiera), o sea, igualdad y libertad, son principios básicos
del funcionamiento asambleario desde hace unos dos mil quinientos años.
Varios
de los que conformamos “Revocables…” participamos desde hace años en espacios
públicos y abiertos de producción y autoformación, como los seminarios
colectivos, materias alternativas y las revistas Dialéktica y Amartillazos.
Otros integramos también desde hace varios años la representación estudiantil
por minoría en la
Junta Departamental (JD) de Filosofía. Y otros somos
estudiantes independientes no agrupados en ningún partido o colectivo de
trabajo. Todos entendemos este proyecto como una forma de participación
política activa en la carrera desde nuestra singularidad, en pos de constituir
un sujeto colectivo en tanto estudiantes de Filosofía.
Para los que nos sumamos a esta iniciativa, la democratización
entendida como multiplicación de “cátedras paralelas” deja intacta la
organización del conocimiento que padecemos a diario en las aulas. Y la
democratización entendida como aumento de la representación estudiantil deja
intacta la representación política. Una cátedra cuyo titular fuera Gilles Deleuze
sería eso: una cátedra. Y una JD que tuviera mayoría estudiantil
marxista sería eso: una JD. Por todo esto, estamos descontentos con la
forma-cátedra y con la forma-JD. Declaramos
que una democratización en la producción del conocimiento es incompatible tanto
con las facultades organizadas en base a cátedras como con las carreras
organizadas en base a Juntas. Porque
así como la forma-cátedra nos quita el control de la producción de
conocimiento, la forma-JD nos separa de nuestra capacidad de decidir sobre los
aspectos fundamentales de la carrera académica (nombramientos, rentas,
concursos, investigaciones, becas, pos-grados, publicaciones en todos los
niveles, etc.).
Deploramos
la representación política. No queremos una elección de representantes para la administración de lo existente. La metodología “revocables en asambleas” es el
experimento que queremos impulsar como expresión política consecuente con
cierto modo de hacer las cosas. Y entendámonos. No es que la política de la Junta Departamental
de Filosofía pondrá un pie en los espacios estudiantiles autoorganizados. Es
exactamente al revés.
Nuestra propuesta implica lo siguiente:
… que el consejero no es un
representante, sino un portavoz de
asambleas.
... que las decisiones de los
portavoces de asambleas se toman en asambleas.
… que los portavoces de
asambleas asumen el cargo con la renuncia firmada, siendo así revocables por
asambleas en cualquier momento.
… que los portavoces de
asambleas son rotativos en su función.
... que si no hay asambleas o
si las asambleas existentes no quieren expedir un mandato, entonces los
portavoces de asambleas irán curso por curso a buscar un mandato.
No somos una
agrupación con el “programa correcto”. No traemos ninguna verdad revelada. Lo
que traemos no es más –ni menos– que una oportunidad para que vos tomes las
decisiones acerca de tu carrera. Eso sí: nos interesa plantear una serie de
nudos problemáticos. No un programa ni una colección de consignas: una serie de
problemas. Esta serie, abierta a la incorporación de otros problemas que te
parezcan relevantes, es:
Plan de estudios - Estructura de cátedra -
Órganos de gobierno - Dinámicas de cursada - Modos de evaluación - Sistema de
concursos - Presupuesto financiero…
Y lo que vos quieras…
No engañábamos a
nadie: «Deploramos la representación política.» Con esta «plataforma», Revocables…
obtuvo 340 votos. Sin embargo, en
las reuniones Revocables… los cuerpos presentes jamás superamos el 10% de ese número electoral. Semejante contraste
muestra tanto los límites objetivos del sufragio, que escinde al sujeto y lo
separa de lo que puede, como los límites subjetivos del movimiento real (no
sólo en una carrerita de la UBA ),
que se presenta apático, consumidor y más propenso a sumarse a prefabricaciones
massmediáticas fugaces que a construir procesos colectivos de activación
política a largo plazo.
Ligado a lo
anterior, experimentamos una palmaria
instrumentalización de Revocables… por parte de
agrupaciones y de compañeros no agrupados que, tras participar en alguna
reunión Revocables… y obtener el voto a favor del consejero por la
minoría, jamás volvían a pisar las reuniones ni colaboraban con la distribución
de boletines en las aulas, etc. Incluso se llegó al intento de mandatar al
consejero vía mail (fue una agrupación de cuyo nombre preferimos no acordarnos),
como si el dispositivo de democracia directa fuera un delibery para accionar en la
JD.
En suma y retomando las palabras de Socialisme
ou Barbarie citadas al comienzo, hemos de decir aquí claramente que nunca
hemos tenido, por parte de los compañeros de la carrera, el tipo de respuesta
que esperábamos y que hubiera podido ayudarnos en nuestro trabajo militante; su
actitud, salvo rarísimas excepciones, ha seguido siendo la de consumidores
pasivos de ideas.
De tenor accesorio:
-
No
hicimos segundo informe de irregularidades. En varias de
nuestras reuniones continuamos contabilizando las recurrentes «irregularidades»
que realizaron los distintos miembros de la Junta departamental. Nuevamente, la tarea que nos
proponíamos era poder dar cuenta de que estos yerros no nacían de
subjetividades incoherentes que dicen una cosa y hacen otra (pero que las hay,
las hay…), sino que son productos necesarios, inherentes al modo en que se
organiza la producción de conocimiento en la
UBA. Pero
nunca llegamos a trabajar por escrito este informe, lo que impidió la
socialización de esta información.
-
No
presentamos el proyecto de reforma del régimen de Ayudantes de 2da. Lo
peculiar de este cargo docente es que pertenece exclusivamente al claustro
estudiantil. Las más de las veces (por
no decir todas), los estudiantes que
acceden a este cargo se reciben en un cortísimo plazo y, por un mecanismo
denominado «promoción directa», son automáticamente nombrados como Ayudantes de
1ra. De manera que el cargo destinado al claustro estudiantil es inmediatamente
eliminado. Sin adentrarnos en el usufructo que de este mecanismo hacen los
sectores académico-políticos hegemónicos de la carrera para acumular poder, digamos
que es sencillo notar que semejante modus
operandi va en detrimento de que la gran mayoría del estudiantado tenga la
posibilidad de realizar una experiencia como docente en la carrera y, de este
modo, fortalecer su formación. Por ello,
en el verano y en varias de nuestras reuniones públicas y abiertas, elaboramos
un proyecto de modificación de las normas que regulan las ayudantías de 2da.
con el fin de crear las condiciones que permitan socializar la posibilidad de
hacer esta experiencia docente. Una vez redactado el proyecto, fue discutido
pública y abiertamente con la Lista
Violeta, conducción de AGD-Filo. La complejidad de las consideraciones
emitidas en esa reunión y las pocas fuerzas con las que contábamos para
resolver esa complejidad nos impidieron retomar el tema.
5.
Implicancias de la democracia directa
La democracia directa
(o democracia a secas, sin adjetivos)
es un modo de responder al problema de la centralización. Significa
simplemente que el centro es la totalidad de los participantes y
que las decisiones no las toma un organismo separado.
A esa
caracterización genérica agregamos los siguientes lineamientos que, si bien no
clausuran que haya otros más, aseguran lo que para nosotras es la base
teórico-práctica de la democracia:
Difusión
absoluta de la información. El problema de la centralización no
concierne únicamente a la forma en que se toman las decisiones, sino al
conjunto del proceso por el que se llega a esas decisiones. La democracia sólo
tiene sentido cuando los que deben decidir pueden hacerlo con conocimiento de
causa. De manera que el problema abarca también otros problemas: socialización
permanente de la información adecuada; naturaleza de las cuestiones puestas a
consideración colectiva; actitud de los participantes ante las cuestiones
planteadas; características del proceso mediante el cual se toman decisiones en
relación a cada cuestión; formas de llevar adelante las decisiones tomadas y modos
de responder ante a los resultados de tal o cual decisión una vez cumplidas.
División
autoconsciente del trabajo. La democracia es imposible sin una participación
activa y permanente del conjunto de los miembros de la organización en su
actividad y en su funcionamiento. De ahí el slogan revocable: «…y lo que vos quieras.» El método implica
estar presente, participar. Pero esta participación no debe depender de las
peculiaridades psicológicas de los militantes, de su fuerza de carácter o de
su entusiasmo. La organización no debe depender de las buenas o malas
voluntades de los participantes. Sino que debe depender fundamentalmente del
tipo de trabajo que se autopropone la organización y de la manera en que se
concibe y realiza ese trabajo. En este sentido, la democracia no debe aceptar la escisión entre los que deliberan y los
que ejecutan. Si la organización
reduce la militancia a ser a meros ejecutantes de decisiones tomadas de hecho
por otros, entonces la participación será ínfima. Porque incluso el más
dedicado ejecutante participa sólo con una pequeña parte de su potencial en un
trabajo de ejecución. La organización debe ofrecer a cada uno de sus miembros
la posibilidad de participar creativamente
en la producción de la organización y de controlar esa producción a partir de su propia experiencia. Sólo de
esta manera una organización, en tanto institución social, deviene autónoma,
esto es, apropiable y transformable por los participantes que sostienen la
organización. De otro modo, la organización se separa de sus miembros como si
fuera un objeto trascendente, a-histórico, reproduciendo así la heteronomía general
que caracteriza al tipo de sociedad que queremos destruir. El grado de
democracia que una organización ha logrado poner en práctica se mide por el
grado de realización de ese doble ejercicio por parte de sus miembros:
participación creativa y control de la producción.
Construcción
procesual e inmanente del programa de lucha. Entendemos que una
transformación radical de las relaciones sociales requiere construir esa
transformación desde la propia experiencia de los colectivos comprometidos.
Para el caso de la carrera de Filosofía de la UBA , nadie puede representar los intereses de los
estudiantes excepto los propios estudiantes. En este sentido y parafraseando un
texto célebre, decimos que la emancipación de los estudiantes será obra
exclusivamente de los estudiantes. Y esto ya no es representación, por
supuesto. La diferencia entre que haya mayoría de representantes estudiantiles
y que no haya representantes no es de grado, sino de naturaleza: democracia es
que gobiernen los productores, no que los productores elijan gobernantes.
Elegir representantes responde al modelo burgués de gobierno. Esto no significa
negarse a la participación en instancias de representación, sino saber que no
hay tránsito de la representación a la democracia. Hay salto, hiato, abismo,
ruptura. Y ninguna garantía que favorezca, antes de la experiencia, posiciones
políticas determinadas. En este sentido decimos que a la democracia directa hay
que bancársela.
6.
Finitud
En el punto
anterior hemos desplegado las implicancias, las pautas de trabajo inherentes a
la apuesta por una práctica de la democracia directa. Allí resumimos
sintéticamente la línea (en el
sentido que lo expresa Castoriadis en el epígrafe de este obituario) de trabajo
de estos dos años en los que fuimos parte de la JD como minoría estudiantil. Y también explica
por qué hemos decidido disolver Revocables…
Dos determinaciones
concurren en esta decisión: por un lado, la experiencia naciente del espacio
asambleario de la carrera y su decisión, discutida públicamente, de presentarse
a las elecciones de JD como una de sus tareas; por otro lado, nuestra relación
con la finitud, con la muerte.
Hemos participado
desde la primera reunión, el jueves 16 de septiembre, del espacio asambleario
de la carrera. Y a su vez, hemos discutido sobre lo que acontecía allí en
nuestras reuniones públicas y abiertas. Cuando surgió la posibilidad de que la
asamblea de filosofía presentara una lista para las elecciones de JD, lo
discutimos en una reunión y resolvimos sumarnos, siempre y cuando la metodología de trabajo de la lista naciente fuera
la que venimos impulsando en estos últimos dos años: consejeros revocables
mandatados en instancias públicas y abiertas, que asumen con la renuncia
firmada y que son, en la medida en que las fuerzas lo permitan, rotativos. Consensuado este punto, además de que todos
los acuerdos son discutibles en cada asamblea, es decir, que los «lineamientos
programáticos» de la lista asamblearia pueden ser sometidos a discusión para
ser reformulados o revocados, disolvemos la experiencia Revocables… a favor de la
experiencia electoral de la asamblea.
Como también
dijimos líneas arriba, en este espacio confluimos militancias diversas,
independientes y agrupadas. Allí se ponen en diálogo y discusión posiciones diferentes y heterogéneos
intereses que generan tensiones, contradicciones, etc. Pero los mecanismos que
nos estamos dando para tomar las decisiones aseguran que no haya nada resuelto a priori, sino que lo que se decida sea
un producto de lo que acontece en cada asamblea. De allí, nuestra
intransigencia con la metodología. El único modo de conjurar los personalismos,
las «aparateadas», etc., consiste en tomar en nuestras manos las decisiones que
nos competen. Este espacio habilita las condiciones para desarrollar ese modo.
Que esto suceda o no, se dirimirá en cada reunión pública y abierta, es decir,
dependerá no de eventuales representantes
sino de quienes estemos activamente presentes.
Por último, asumir la muerte de Revocables…
es asumir la mortalidad, la finitud, de toda composición grupal. Para quienes
sostuvimos esta experiencia durante dos años, la revolución pasa por poder
vivir las propias instituciones como mortales, en el poder destruirlas o
cambiarlas, convirtiendo así a la pulsión de muerte en una verdadera
creatividad institucional. Las instituciones del orden establecido, incluyendo
muchas organizaciones que se autoproclaman revolucionarias, viven la inercia y la resignación de una inmortalidad
tan imaginaria como religiosa. Sólo una sociedad que asume la
caducidad-historicidad-transitoriedad de sus instituciones puede aspirar a la
autonomía real, individual y colectiva, de los productores sociales.
Revocables…
Lunes 22 de noviembre de 2010.
[1] Ver McCabe, P. y Noceti, F., «Socialismo o Barbarie. Apuntes para la crónica
de una separación (¿o serán varias?)», en Dialéktica,
año xvii, núm. 20, 2008, pp.
54-65.
[2] Castoriadis, C., «Circular
dirigida a los suscriptores y lectores de S o B en junio de 1967», en La
experiencia del movimiento obrero - Proletariado y Organización, Vol. 2, Trad. F. González
Corugedo y F. Monge, Barcelona, Tusquets, 1979, pp. 312.
[4] Recordemos
que conflictos anteriores, como el de mayo de 1999, habían ido más a fondo en
la crítica a la universidad existente, cuestionando de inmediato el co-gobierno
y los concursos. Aun así, el defensismo ya presentaba sus limitaciones. A modo
de balance crítico de aquella secuencia política abierta en mayo de 1999 en la UBA , Karla Castellazzo y Patricio McCabe publicaron un artículo intitulado
«Cambiar de música», en el que decían: «la universidad actual está construida
sobre conquistas de principios de siglo, tales como el cogobierno con
participación estudiantil, los concursos para elegir profesores, la libertad de
cátedra, la autonomía o los centros de estudiantes. Sin embargo, hace décadas
que estas conquistas fueron incorporadas por el sistema universitario como una
parte fundamental de su funcionamiento. La participación estudiantil en el
cogobierno es decorativa, los concursos son una farsa, la autonomía es la
posibilidad de aplicar la política del gobierno a la manera universitaria, y
los centros de estudiantes sólo venden apuntes. La ideología nunca fue otra que
la dominante. Una vez más, las alternativas que fueron victorias en luchas del
pasado son absorbidas por el capital, en este caso bajo la forma-Estado,
transformándolas en el engranaje que sostiene toda la estructura.» UBA Factory. Reestructuración capitalista y
lucha de clases en la
Universidad de Buenos Aires (1992-2006), Buenos Aires,
Más Qué un Nombre-Dialéktica-Colectivo de estudiantes de filosofía, edición
autogestionada, 2007, pp. 179-87.
[5]
http://filoluchaporelpresupuesto.wordpress.com/
[6] Los seminarios
colectivos curriculares realizados hasta ahora son: «Verdad científica y
Subjetividad política (Subjetividad científica y verdad política. Las
ilusiones de la razón y la razón de las ilusiones)» (2003), «Conocimiento,
verdad y poder (Una visión crítica de la epistemología de las ciencias
sociales)» (2006), «Filosofía, historia y comunidad (La filosofía en la
historia y la historia en la filosofía: una actualización político-filosófica
de ciertos autores del siglo XIX)» (2007), «Borges problemático» (2009) Pueden
visitarse los blogs de casi todas estas experiencias: http://conocimientoverdadypoder.blogspot.com,
http://filosofiahistoriaycomunidad.blogspot.com,
http://seminarioderribandomuros.wordpress.com/,
http://www.epistemologia.com.ar/
En cuanto a los grupos de estudio, puede consultarse la «Cartelera» de los
boletines Revocables…